Te levantas por la mañana y ya no puedes con tu alma. Te pesa el desarrollo del día como si arrastrases una carga invisible. Vuelves a casa y a pesar que tu trabajo no es de un esfuerzo físico exagerado, sólo te quedan ganas de sentarte en el sofá.
Cuando estas desayunando se te va el tiempo con los pensamientos de lo que paso la noche anterior o la semana pasada. El día es un ir y venir del pasado al futuro, sin pararte en ningún momento en el presente. Sí. Pues tendrás que parar y fijarte si tú mente inicia el hilo de pensamientos conscientes en el mismo momento en que te despiertas. Y la cadena de pensamientos inconscientes en el momento que te duermes.
De ser así consumes tres veces la energía que necesitas (tienes el coche en marcha, con el deposito lleno, sin parar y sin moverlo del parking. Solo consumiendo). Además te pierdes cosas importantes de la vida: el día tan bueno que hace cuando vas al trabajo, el sol tan radiante, la nevada de hojas otoñales que cubre la ciudad, el sollozo de un niño cuando no quiere ir a la escuela, el abrazo eterno de 3 segundo de una pareja de enamorados y las gotas de rocío que juegan haciendo equilibrios sobre las puntitas de las hoja de las plantas.
¿Quién piensa? Tú mente. ¿Quién puede examinar esos pensamientos? Tú que eres el pensador, el organizador de los mismos, el producto y el mantenedor.
Hay que empezar por romper esa cadena constante de pensamientos. Estaría bien intentar vivir el día a día desde “LA ATENCIÓN PLENA”.
¿Qué es “LA ATENCIÓN PLENA”? Es un ejercicio de vida en el presente constante y continuo. Pelas una patata, pues eso, te centras en pelar una patata. Que estas en el trabajo, te centras en la tarea que tengas a mano. Y así en cada momento de vida, siempre centrad@ en el presente. Sería muy interesante que una vez llegados a este punto, se iniciase un ejercicio de meditación de 20 minutos diarios. Estar en silencio mental dejando que los pensamientos que vienen y van, no haciéndoles caso, pasen y no formen cadenas de pensamientos.
Al poco tiempo notarás una ligereza de cuerpo y mente, notarás que aquel cansancio constante y continuo, va desapareciendo. Y el día menos pensado habrás tomado las riendas de tú mente, de tú vida.
Agradezco vuestro comentarios y aportaciones a los temas tratados. Gracias.
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