Todo lo que buscas fuera, normalmente, no te va aportar
el equilibrio que buscas. Mientras, que si esto lo buscas dentro de tí, aunque
es difícil de encontrar, es en el único sitio que se puede encontrar.
Paseo introspectivo
por los arrozales.
La tarde estaba gris,
las nubes iban i venían con cierta rapidez arrastradas por el viento que, aunque era fresco, no molestaba. Me encamine hacia el puerto de
Catarroja. En media hora de paseo me plante delante de la Casa de Sulema. Siguiendo
el camino de traviesas de madera que transcurre a la misma orilla del canal del
puerto llegue hasta el solar dónde antiguamente se encontraba el taller de “Caragol”;
Antonio, el “calafat” más antiguo que yo he conocido. Allí, se encontraban
varias personas; todos pescadores y enamorados de la pesca, las barcas y del
entorno del puerto; Rafa, el Meló, Lamberto, el Patet y el Indio. Estaban
haciendo una antena para barca a vela. Estuvimos conversando sobre el
mantenimiento que constantemente había que estar haciéndoles a las barcas, si
querías conservarlas. También me dejaron entender que el día que este grupo de
gente desaparezca, toda esta tradición irá desapareciendo poco a poco.
Con el paseo y las charlas, junto con los sonidos de la naturaleza que me
rodeaba; los canales llenos de agua, las fúlicas correteando por la superficie
del agua, huyendo al oír el menor ruido extraño, las bandadas de moritos
volando a baja altura con su típica algarabía y las grandes garzas apostadas en
los márgenes de los arrozales, me llevaron hasta el motor del “Alfafarenc”.
Desde este punto me desvié
para ir al motor del “Bony de Baix”, dónde suelo ir a meditar. Llegue, me senté en el escalón que
hay en la misma puerta del motor, desde dónde se observa todos los arrozales
hasta la acequia del puerto.
Allí, con los ojos
abiertos, me dedique a poner toda mi atención en estar presente; viendo lo que veía,
oyendo lo que oía, sintiendo lo que sentía, oliendo lo que olía. Poco a poco,
mis ojos se cerraron; mi mente ya no producía pensamiento alguno.
Todo lo que a partir
de este momento existía era presencia pura, sin prejuicios, era el presente
eterno. El único tiempo en el que uno se encuentra en el “Aquí y Ahora” famoso
de Eckhtar Tolle, Wayne W. Dryer y Deepak Chopra. Esto se da cuando el sí mismo
se diluye y pasa a ser parte del entorno, el ego desaparece. Uno deja de ser un
ente individual y pasa a sentirse consciencia pura; uno puede percibir la
realidad intrínseca de las cosas y sentirse parte de ella.
Campos recién arados esperando agua. Murmullo de agua, chapoteos de percas, trinos de golondrinas, aromas de lirios, brisa
fresca en la cara, viento jugando con
las hojas de las cañas, motor bombeando
agua a los campos. Gente paseando murmurando suavemente, barca a motor surcando
la acequia que lleva a la Pipa.
Cuando me recupero,
abro los ojos y vuelvo a encontrarme con migo mismo me doy cuenta que han
pasado una hora y cuarto. En el transcurso de este tiempo horario he sido;
aire, agua, pájaro, cañas, sonido, aroma; en fin que soy naturaleza como todo
lo que existe, y que esto no hace falta ir a buscarlo a ninguna parte, ya que
en el único sitio en el que se puede encontrar está en el interior de uno mismo.
La meditación es la
mejor medicina para el cuerpo; control mental, evitación de pensamientos en
bucle que solo producen malestar y posiblemente enfermedades.
Paco Costa