Olvidemos lo que ya sucedió, pues puede lamentarse, pro no rehacerse.
Tito Livio
No consientas que el recuerdo de infortunios, errores, desgracias o miserias de un pasado infeliz te robe la alegría de vivir y de disfrutar la poca o mucha felicidad que te depare el presente... Un mínimo de cordura, de sensatez y de sabiduría, si pretendes ser más dichoso o menos infeliz, aconseja ahuyentar, olvidar y borrar de tu mente todo lo que te resulte desagradable o te haga sufrir, reavivando en tu memoria penas, tristezas y desgracias que hace tiempo te dejaran heridas en el alma. Debes arrojarlos bien lejos de ti, por higiene mental y salud psíquica, y para evitar que bajen tus defensas físicas y psicológicas y se lo pongas demasiado fácil a las enfermedades y a nuevas desgracias e infortunios.
Optimismo vital
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